Durante bastante tiempo hemos hablado de mitología, religiones y ritos relacionados con el aceite, las aceitunas o el olivo. Hoy permitidnos hablar de algo más terrenal y mundano, pero no por ello menos importante o fundamental. Se trata del lenguaje, puente entre el conocimiento (o ideas) y la realidad, pues si algo no es enunciable con palabras no deja de ser ideas abstractas, es el lenguaje lo que lo forma y da vida.


Bien, decía anteriormente que se iba a tratar algo más mundano. Y no, no me refería al lenguaje en sí, si no a algo más popular, los refranes, que son pequeños tesoros del pueblo. Como no podría ser de otra forma vamos a tratar los relativos a ese producto tan nuestro.


Para ello haré un listado de diversos refranes:

“aceite abundante, buen año por delante”
“a pie de rio no compres viña, olivar ni caserío”
“aceite y aceituna, como en Jaén en parte alguna”
“aceite y vino, bálsamo divino”
“año seco y helaero, poco aceitero”
“cada mochuelo a su olivo”
“voy a cambiarle el agua a las aceitunas”
“el vareo de San Andrés, mucha aceituna deja caer”
“entre el olivo y la espiga, viene el hambre amarilla”
“la viña de mi padre; el olivar, de mi abuelo”
“llevar aceite a Andalucía, necedad sería”
“ni gato en el palomar, ni cabra en el olivar”
“Úntate con aceite: si no sanares, quedarás reluciente”

Artículo dedicado a Don Aurelio Valladares Reguero. Gran profesor de lengua y literatura, de cuya obra “Refranero Geográfico de Jaén” he recogido las “muestras” para la redacción del presente texto.