La fusión en la gastronomía está en boga, pero ¿es algo tan nuevo y vanguardista? Si nos ponemos un poquito puristas, no. El descubrimiento de américa supuso la importación de una serie de productos oriundos del continente, que a saber son: tomate, patatas, pimientos, maíz, cacao… productos que a día de hoy están tan implantados en la gastronomía de muchos países que los podemos considerar como tradicionales del mismo, aunque no lo sean en verdad.

Pero vamos a concretar un poco más la fusión gastronómica de hoy, vamos a hablar de una preparación de origen humilde, que ha servido de cena, almuerzo en la aceituna o un sinfín de posibilidades. Esta era la “comida rápida” de nuestros abuelos y padres y no hablo de otra cosa que de la pipirrana.

La mezcla del tomate con el aceite de oliva constituyó uno de los primeros grandes éxitos de la fusión gastronómica y es que como pasa con todas las grandes recetas que forman parte del acervo gastronómico en cada casa se hace de una forma y todas están riquísimas. Nos podemos diferentes formulaciones, pero vamos a partir de una estandarizada para analizar sus beneficios en la salud. Tomate, aceite, cebolla y pimiento verde, atún y huevo duro.

  • Tomate: contiene vitaminas antioxidantes C, E y A es bajo en grasas y todo un gustazo para el paladar.
  • Aceite de oliva: Eleva los niveles de colesterol HDL (bueno), disminuye el colesterol LDL-c (colesterol malo), beneficia el control de la hipertensión arterial y reduce la aparición de trombosis y previene la aparición de diabetes.
  • Cebolla: Es cardiosaludable, prebiótica y además es tremendamente ligera: 38 calorías por 100 gramos
  • Pimiento verde: es fuente de betacaroteno (o provitamina A) y vitaminas del grupo B2.
  • Atún: es fuente de ácidos grasos omega-3, proteínas de alta calidad, vitaminas del grupo B y minerales como el hierro, magnesio y fósforo.
  • Huevo duro: Contiene vitaminas (en especial vitamina B12, ácido pantoténico, biotina, Vitaminas D, A, B2 y niacina) y minerales (fósforo, zinc, selenio).