Atenas, cuna de la civilización occidental, maravilla cultural e intelectual, joya de la Antigüedad. De aquí nació la democracia de la mano de Clístenes, al calor de una rama de Olivo salada por el rocío del mar Egeo. De la mano de la mitología griega vamos a dar un paseo por los origines de la ciudad.

Cuenta la leyenda Atenea y Poseidón andaban disputándose la ciudad aún sin nombre, para ello Poseidón trajo un caballo que aliviase el trabajo de las personas, mientras que Atenea plantó un olivo. Cuando los atenienses vieron las bondades del árbol para la obtención de madera, comida y aceite consagraron la ciudad a Atenea. También dicen que cuando Poseidón supo de la decisión inundó la ciudad, pero eso forma parte del mito.

Mitología aparte lo que si es cierto es que la simbología que se vincula a Atenea es rica variada. Encontrando entre otros el olivo, la serpiente, el mochuelo (o lechuza),  el gallo y la lanza. En multitud de templos consagrados a la Diosa es frecuente encontrar referencia al olivo o en su defecto a las ramas del árbol.  Por ejemplo en El Erecteion, templo que en lo alto de la acrópolis ateniense tenía un olivo en su interior, el cual según la leyenda, era el que Atenea entregó a los atenienses en el mito

Erecteion con el olivo que le regaló Atenea a su pueblo