El olivo ha sido tradicionalmente la forma de vida de muchas personas. Desde los recolectores, quien lo procesa y finalmente quien vive de la venta al público del aceite, aceitunas e incluso de la venta de la leña posterior a la poda se ha sacado algo de dinero. Hay un refrán que dice que, del cerdo hasta los andares; si lo extrapolamos al olivo podríamos decir que del olivo hasta los huesos (de aceituna para las estufas). El olivo ha sido tradicionalmente la forma de vida de muchas personas. Desde los recolectores, quien lo procesa y finalmente quien vive de la venta al público del aceite, aceitunas e incluso de la venta de la leña posterior a la poda se ha sacado algo de dinero. Hay un refrán que dice que, del cerdo hasta los andares; si lo extrapolamos al olivo podríamos decir que del olivo hasta los huesos (de aceituna para las estufas).  Parece, que el único límite existente para la rentabilización del olivo es la imaginación humana, pues una nueva forma de vida y negocio ha surgido al calor del olivo. El oleoturismo. ¿En qué consiste?

Parece ser, que cosas a las que nosotros estamos acostumbrados, resultan de interés para el turista, que ávido de curiosidad quiere conocer los secretos que guardamos en torno a este milenario árbol. Poca broma pues lo tenemos guardados bajo las siete llaves del Santo Reino.

Si abrimos la primera llave nos encontramos las visitas organizadas a las almazaras para que se pueda saber como se pasa de una cosita ovaladita y verde a uno de los líquidos más preciados del planeta.  La segunda se puede abrir para descubrir los Museos repartidos por distintos lugares de la provincia, que están dedicados al aceite. La tercera y la cuarta dan a un mismo lugar: el aceite y el patrimonio, nuestra provincia está salpicada un riquísimo patrimonio que en conjugación con el aceite forman un tándem difícil de superar. La cuarta es quizá la más cambiante, pues la gastronomía no para de dar nuevas formulaciones, que tienen como elemento central e hilo conductor al aceite. La quinta son las catas de aceites organizadas para descubrir los secretos de un verdejo, un virgen extra o los afrutados.

Las dos restantes no sabemos donde están, se nos han perdido, hay quien dice que están esperando ser encontradas en un futuro para seguir revelando los misterios de nuestro secreto mejor guardado y es que Jaén vive por y para su mar de olivos.